Las bacteriemias son las infecciones documentadas microbiológicamente más frecuentes en pacientes con cáncer o con trasplante de células progenitoras hematopoyéticas (TCPH). Estos pacientes usualmente presentan una importante inmunosupresión ocasionada por los tratamientos con quimioterapia, radioterapia, corticoides, análogos de purina, anticuerpos monoclonales y agentes biológicos; o también, por la presencia de neutropenia, enfermedad injerto contra huésped, y la propia enfermedad de base. Esto motiva que la bacteriemia sea una complicación particularmente grave, asociándose con prolongación de la internación, incremento en los costos de atención y elevada mortalidad.
La etiología de las bacteriemias en esta población es un fenómeno cambiante a lo largo de los años y en diferentes regiones del mundo, describiéndose un incremento significativo de los organismos multirresistentes (OMR). En Argentina, varios centros han descripto un incremento alarmante de los Bacilos Gram-negativos multirresistentes (BGN-MR) como agentes etiológicos, particularmente las Enterobacterias productoras de Beta-lactamasa de espectro extendido (E-BLEE), Enterobacterias resistentes a carbapenemes (mayormente productoras de carbapenemasa KPC), y Pseudomonas aeruginosa multirresistentes (PA-MR).
La mortalidad relacionada al evento de bacteriemia con alguno de estos microorganismos es muy elevada, debido a que las opciones de tratamiento son limitadas, los pacientes se encuentran severamente inmunodeprimidos, y muchas veces existe una demora en el inicio de un tratamiento antibiótico empírico apropiado.
Por lo tanto, en la actualidad, el desafío en la era de la multirresistencia es poder identificar a los pacientes en riesgo según la presencia de factores clínicos y epidemiológicos que permitan realizar un abordaje terapéutico individualizado.